Que grato es ver
en las dormidas olas,
el bello reflejo de la luna,
que nada desnudo
en sus cristalinas aguas.
Cuando mis ojos lo contempla,
son cómo pétalos cubiertos
de fina escarcha.
Ellos, también ven reflejada
en las aplacibles aguas,
una estrella que enamorada
está de la pálida luna.
Pobre estrella solitaria,
ya que no sabe,
que la luna corre
siempre al alba
para morir en brazos
de su eterno amante,
el sol.
Publicado por
María Isabel
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