Nacido en 1862 en las inmediaciones de Viena, Klimt estaba destinado a heredar la profesión de su padre, grabador de oro. Sin embargo, gracias a una beca pudo cumplir su sueño y asistir a una escuela de arte, donde su talento no pasó desapercibido.
Junto a Ernst —uno de sus seis hermanos— y su compañero de estudios Franz Matsch, fundó la “Compañía de Artistas”. El proyecto les reportó jugosos encargos con los que Gustav y Ernst pudieron contribuir a la economía familiar.
Gracias a sus conocimientos artísticos y su talento, Klimt consiguió acertar con el gusto mundano de la época, marcado por el historicismo vienés. Todavía en su juventud artística, pintó varios murales del Burgtheater y decoró la escalera del Museo de Historia del Arte de la capital austriaca, y en 1893 recibió el encargo de decorar la universidad.
Al igual que muchos de sus contemporáneos, por aquel entonces Klimt se encontraba también inmerso en la búsqueda de una nueva orientación y organización del arte. Así, en 1897 fue uno de los fundadores de la Secesión Vienesa, movimiento que se oponía a la interpretación tradicional del arte.
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